Hola mundo.
Sé que eres culto y por lo tanto, conoces muy bien la historia famosa del Arquímedes. Sin embargo, lo dudo si conoces las partes picantes. cómo llegan con una moraleja importante, he decidido iluminarte.
Arquímedes fue famoso físico, ingeniero, astrónomo e inventor griego, que vivió hace 2200 años en Siracusa (Sicilia del hoy). Un día, el rey pidió de sus artesanos, que lo fabrica una corona de oro. El rey quedó preocupado. ¿Qué tal si los artistas van a robar un pequeño parte del oro y lo van a sustituir con otro metal?
El rey llamó a Arquímedes y le dio este trabajo, de checar si la corona está hecha de la cantidad del oro entregado, o no.
Pues, no fue un trabajo fácil. Si la corona está hecha de una mezcla, los ladrones no son tontos, seguro hicieron la mezcla en tal manera, que pasará igual cómo el oro entregado. Lo que va a cambiar en esta situación, es el volumen del resultado. Quiere decir, que en caso que la corona está hecha de una mezcla de oro con otro metal, el volumen de la corona será diferente del volumen del puro oro, lo que fue entregado, por la diferencia de la densidad de las moléculas del metal añadido.
El problema del famoso físico, fue medir el volumen de un objeto tan complicado cómo una corona. Una pelota o una pirámide, un cubo o un cilindro, es fácil de medir. Una forma que no tiene líneas rectas, fue imposible medir en esos días y de hecho hasta hoy, sin instrumentos modernos, no es fácil.
Arquímedes trabajó días y noche sin descansar y sin comer para lograr resolver este enigma. Cada día se veía peor. Sus manos temblaban, ojeras negras empezaron a formar bajo de sus ojos y se olía bien feo. Su esposa ya no pudo más. “basta arquile, no puedes seguir así, te vas a morir. Descansa, come algo, porfis”, pero el guey no la hiso caso. “estoy a punto de lograr, no puedo parar” la respondió cada vez que intentó de decir algo.
Así pasaron unas semanas, hasta que la mujer no lo aguantó más. Llenó la tina de cobre que estaba colocada en el medio de la sala, con agua caliente y plantas de olor. Luego, subió al laboratorio de su esposo, en donde lo encontró bajo de la luz de velas, con cientos de hojas llenas de diagramas y formulas. Lo agarró de su oreja y lo jaló abajo. “¡metete en la tina a hora pinche loco!” lo ordenó.
Arquile vio la furiosa que esta su mujer y rindió. Quitó su ropa y despacio despacio, cansado, temblando, todo flaco, metió al agua.
Hay personas, que no importa lo que estan haciendo, siempre están aprovechando el tiempo por algo . Sus mentes nunca toman siesta. Así es Arquímedes. Metiendo al agua notó, que el agua sube más y más cuando su cuerpo está sumergiendo. De repente entendió, que el volumen del agua, lo que sube, es exacto el volumen de su cuerpo, lo que está en el agua. Medir el volumen del agua que sube es muy fácil. Así exacto puede medir el volumen de la corona del rey.
Tan emocionado fue del descubrimiento, que brincó de la tina y corrió desnudo en las calles gritando Eureka, Eureka. Lo que significa en griego – lo encontré.
La moraleja de este cuento mí querido mundo es muy simple: siempre escucha a tu mujer. Ella sabe.
Hasta la próxima, Yaron.
- La verdad es que nadie sabe si Arquímedes casó en su vida.
- La historia de la corona dorada no está escrita en los archivos del rey, así que existen los que dudan si fue de verdad. Especialmente, porque en tal época fue muy difícil medir el volumen del agua rechazada por la corona, en tal precisión para saber la diferencia de entre oro puro o mezclado.
- Sin embargo, la moraleja es un verdad absoluto según la Cábala, y cómo un buen reportero, si tienes una historia bonísima, la vas a publicar aun no es verdad.
Y a hora si, hasta la próxima.