Hola mundo
Cada viernes, en san juan Tlacotenco, se pone el mercado de la semana. Este mercado típico con los puestos olorosos cubiertas con lonas de colores que se pone en las calles. Puestos de frutas y verduras, quesos y encurtidos, uno de elote, esquites y mas. Lo típico.
San juan Tlacotenco es una colonia perdida en el tiempo, ubicada en los bosques como diez kilómetros arriba del Tepoztlán. Es mas antiguo del pueblo Tepoztlán. Mucho mas antiguo. Por eso luchan para ser independientes, autónomos, pero son tan pocos que no logran. No llegan a la masa critica para que el sistema va a reconocer sus derechos físicos.
Ni modo. Yo vivo 3 kilómetros más abajo y disfruto mucho esta colonia tan perdida. Lo digo así porque cuando bajo el caballito de mi moto en el lado de la dueña con los pollos, siento inmediatamente perdido en el tiempo. Su puesto esta pegado al tecorral. En el otro lado esta un árbol enorme de Nanches lleno de frutas amarillas de forma de cerezas. Quito mi súper casco, los híper guantes 5x, cuelgo los dos en la manubrio y dejo las llaves en el switch. Aquí no se roban. Aquí las casas son de candado libre las mujeres son orgánicas y los hombres son de palabra.
El mercado es chiquito, nada comparable a los mercados ambulantes de la mugrosa ciudad. Pero la calidad y los precios son incomparables. Agarro unos Nanches de la rama que pasa el tecorral para la calle y voy con el don que en su mesita de madera están las verduras de su cosecha. No lo puedo creer, en frente de mi veo una col de tamaño bíblico. Hay dos tipos de coles. Esas redondas que son mas comunes de una razón comercial me imagino, y el otro tipo que es una col ovalado, algo aplastado. Esta col que esta de entre del don y mi cartera en esta mañana fría y despejada. Es ovalada, aplastada y gigante.
¿Qué precio tiene? Estoy preguntando por el protocolo. 25 pesos responden el don. “lo llevo”. ¿todo? Me pregunta sorprendido. Es que solo tiene una col el don. normalmente la gente compra un cuarto u máximo medio col, pero yo no puedo permitir que se corta esa belleza. Mi plan para la col requiere las hojas completas y esta col es perfecta para mi plan.
Las verduras rellenas es una delicia para el paladar. Combina sabores, colores y son muy nutritivas. Cada cultura en el mundo tiene sus propios platillos de verduras rellenas. Aquí en México conocí el chile poblano relleno con queso y frito empanizado, el chile en nogada y los jalapeños rellenos que te pican sabrosamente. En mi país se rellena la pimienta morón con carne molido y arroz, las cebollas, las calabazas, el jitomate, las hojas de parra y las hojas de col.
No son comunes esas hojas de col rellenos primero porque requiere mucho trabajo y segundo, no se encuentra fácil la col ovalada que tiene las hojas grandes. El redondo simplemente no sirve.
Regresando del mercado pongo a hervir agua en una olla grande. Hay que quitar las hojas de la col cuidadosamente para que no se rompen y poner los a hervir uno uno por un minuto, solo para que se suavizan. Así de suaves se puede doblarlas para rellenar. Se cuesta tiempo este proceso así que hago un buen café y pongo música para disfrutarlo.
Listo. A hora hay que cortar el parte duro en el medio de las hojas para poder rellenarlas con carne molida mezclada con arroz medio cocido, sal, pimienta negra, comino y aceite de olive.
En una olla grande se pone todas las hojas rellenas pegaditas. Encima se pone papas y camotes cortados en cubitos y se cubre toda esa maravilla con jitomates licuados, sal, pimienta, otro chorrito de aceite de olive y un toque de salsa de soya.
Se cose una hora y media en fuego bajo y se sirve acompañado con vino tinto y gran sonrisa.
la col es uno de las pocas alimentos con calorías negativas. quiere decir que el cuerpo gasta mas energía para digerir, de lo que recibe. Una prueba de su origen polaco, jajaja.
Hasta la próxima, Yaron.