Hola mundo
Mi adolescencia fue poco diferente de lo que se puede llamar una infancia normal. En edad de trece años tuve mi primera novia. Duramos juntos siete años. Mientras los niños de mi edad jugaron, fueron a ver futbol e hicieron travesuras, yo pasé mi tiempo con mi novia cómo si fuera un matrimonio.
Cómo mis padres estuvieron muy ocupados con el nacimiento de mi nuevo hermano y con la construcción de la casa, me dejaron totalmente libre. Pude hacer lo que quise. Regresando de la escuela, después de comer algo, fui a convivir con mi novia hasta la hora de la cena.
Cuando cumplí 16 años más o menos, mi novia tenia esta idea de poner un negocio. Un vivero. Amamos las plantas. Lo construimos en el pie de la carretera con el permiso del dueño del terreno (el padre de mi novia). Tenía unos síes metros de largo y tres de ancho. Lo construí de perfiles de metal mientras las paredes y el techo fueron cubiertos con ese plástico grueso y transparente que se usan en la industria de los viveros.
En esa época, leí todos los libros que logré encontrar sobre las plantas. Volví realmente un profesional. En nuestro vivero tuvimos hasta plantas carnívoros. Para duplicar plantas, cortamos pedacito cerca de su articulación, y con pastillas anticonceptivas aceleramos el proceso de sacar raíz.
Un tarde, en la librería mayor de mi pueblo, me encontré con un libro interesante, que hablo de la influencia de la música y otros sonidos sobre el crecimiento y la calidad de las plantas. En el día siguiente, armé una sistema de música en el vivero y empecé mi propio experimento.
Recuerdo toda esta historia, porque justo esta semana leí un artículo muy interesante sobre el poder de las plantas comunicar con sonidos. Eso sí es heavy. Es que la música tiene efecto sobre las plantas, tiene su lógica. ¿Pero que las plantas pueden hablar? Eso sí es demasiado.
Sin embargo, parece que así es. Un estudio que se realizó en la universidad de Tel Aviv en Israel, muestra que las plantas generan sonidos tipo “kliks” , solo que en frecuencias más altos de nuestro habilidad de escuchar. Lo que si perciben estos sonidos son los animales y otras plantas. Un campo de jitomates, lo que se ve tan silencioso en la noche, está en realidad un campo de sonidos que generan las plantas para comunicar con insectos por ejemplo. Es una locura escuchar la gama de sonidos que tienen para expresar cualquier cosa. Para la sed y para el hambre. Por la clima o por un peligro.
Estoy pensando, que se hablan de nosotros.
Hasta la próxima. Yaron.