Hola mundo.
Los cabalistas dicen, que cuarenta días antes de nacer, sale algo que se llama “hija de voz”. Este voz anuncia la pareja divina del ser humano, lo que esta a cuarenta días de nacer.
Lo interesante es, que hoy día la ciencia sabe, que exacto cuarenta días antes de nacer, el feto se vuelve completo. Es el punto en donde todos los órganos y las partes del cuerpo terminan de formar. Increíblemente, es justo el momento, en donde se anuncia en el nivel energético, la pareja divina.
Dicen los cabalistas, que al nacer, sabemos todo. Nuestra misión, el propósito de la vida y lo que está pasando de un extremo al otro en el universo. Todo. Y obvio, quien es nuestra pareja divina. Pues, justo al nacer, cuando la “vela” se llena el cuerpo, llega un ángel y nos da un beso en los labios (que horror de trabajo). Con este beso, todo se nos olvida y seguimos totalmente ciegos adelante, para poder realizar el trabajo de la purificación, de un lugar con referencia Zero.
Personalmente, de toda la información que se me borró gracia a mi primer beso, lo de mi pareja divina fue muy fuerte me imagino, porque toda mi vida tengo este deseo de encontrarla. Bueno, creo que todos lo tenemos, al fin es nuestra mitad, una energía que nos hace falta. Sin embargo, mientras muchas personas dedican su vida a su carrera o otras metas, yo crucé mitad del mundo, rompiendo mi corazón una y otra vez sin entender lo que estoy buscando.
Todo es la culpa del Hollywood. Desde la bella dormida y hasta la ultima drama, nos hacen pensar que la pareja perfecta está llena de armonía, y que el verdadero amor dura hasta la muerte. Pues no necesariamente. Nuestra pareja divina es nuestro maestro, lo que nos ayuda a cumplir nuestra misión en esta vida. No es nada divertido. Involucra romper nuestras capas. Esas capas opacas que hay que eliminar para que el alma, la semilla de luz, se quedará libre y brillante. Solo así, al dejar este mundo, podemos juntar con el creador. La luz suprema.
dicen los cabalistas, que si es difícil, estas en el camino correcto. No te rindes.
Hasta la próxima, Yaron.