Hola mundo
Mi camioneta tiene un problema. Funciona a la perfección, hasta que la maneja en un día de calor, o en el tráfico. En este caso, al apagar el motor, no se va a arrancar de nuevo. Voy a necesitar esperar media hora. Luego se arranca como sin nada.
La computadora de coche enseña problema con la presión de gasolina, así que cambié la bomba de gasolina, el filtro, el sensor de presión y más componentes, pero el problema sigue.
Sí, hay más piezas que se puede cambiar, pero todo es muy costoso. Así que he decidido parar la cacería y esperar. Los problemas tienen esta actitud de empeorar con el tiempo. Nunca se desaparecen solos. Cuando el problema se va hacer más grave, también va hacer más fácil de localizar la, estoy pensando. Solo que existe un riesgo con esta táctica. Es muy probable, que voy a quedar atorado con la camioneta en una calle o en un estacionamiento y voy a necesitar el servicio de una grúa.
Hace poco, viajé con mis peques a Ixtapan de la sal e hice un cálculo matemático simple. Si en este viaje voy a necesitar una grúa, ya mejor hacer un seguro. La camioneta tiene sus años y el seguro no es tan carro. De otro lado, si me quedo en el medio de la nada desesperado por una grúa, no tengo que explicarte, mi querido mundo, cómo me van a tratar. Al fin estoy en mexico ¿verdad?
Así que contraté el seguro y viajé feliz y tranquilo.
En la vida, cómo dijo el gran Rambam, hay que encontrar el camino de oro. Nada es blanco o negro ni en Kenia. Si el seguro te sirve a resolver un problema o un situación, has lo. Ser adicto a los seguros con el pensamiento que con el dinero vas a lograr escapar de tu karma, es igual como evitar contratar seguros porque no.
Cuando se llega a la pregunta de si tienes que comprar un seguro y de que tipo, lo que tienes que guillar es la lógica, no el miedo.
Y no. No pasó nada en el viaje a Ixtapan. Sigo esperando.
Hasta la próxima, Yaron.