Hola mundo
La comunicación es el nombre del juego de nuestro universo. The name of the game (Que hago, a veces se oye mejor en ingles) Desde que se formó el universo, lo que está pasando es un proceso de comunicación. Al principio, los átomos se comunicaron para formar moléculas, las moléculas comunicaron para formar las plantas, las plantas formaron el reino animal y así hasta el nivel del humano en donde la gente se comunica para formar el chisme jajaji.
Es por eso que los productos que ayudan a la comunicación tienen tanto éxito, y los inventos no se brincaron al mercado de los motociclistas. Para nosotros, se inventaron sistemas de comunicación que se instalan de entro del casco y te permite hablar con tu copiloto, con otros motociclistas (si traen la misma sistema), escuchar música y responder llamadas.
Yo no tengo este sistema en mi casco. No es porque tengo algo contra la comunicación. Al contrario, cuanto estoy manejando la bestia, me fascina conectar y comunicar, solo que prefiero hacer lo con la maquina y conmigo mismo, especialmente cuando manejo en rutas desconocidas.
Justo hace unos días, eso me paso. Salí de un pueblecito precioso que se llama Xico, cerca a Xalapa Veracruz, para regresar a mi casa y decidí tomar la federal. De un estado relajado, eufórico, de estar en la naturaleza, en el rio, cascadas y casi nirvana, pase a un estado de adrenalina, en donde estoy encima de unos 110 caballos musculosos que me inclinan a la izquierda y luego a la derecha en cada vuelta desconocida de una carretera fría de asfalto cubierta de neblinas.
El pensamiento que cruzo mi mente en este momento fue, que mucha gente cree que los caminos desconocidos son peligrosos, pero eso no es verdad. En una de las vueltas puedo escuchar como el posa pie se raspa el asfalto por la inclinación de la moto. No conozco la carretera y no se que se encuentra después de la vuelta. Por lo tanto, mis instintos están despiertos como nunca, dejo que se baja la velocidad y estoy totalmente enfocado en lo que sigue, la moto y yo somos uno, nada nos puede sorprender.
Eso no pasa cuando estas manejando en una carretera conocida, estoy pensando. Cuando manejas de tu casa a tu trabajo, ya lo hiciste mil veces. Sabes exacto que hay después de la vuelta y en tu cabeza pasan pensamientos de todo tipos, que te desconecta de la realidad.
Los caminos conocidos, cotidianos, repetitivos, son los caminos peligrosos. De hecho, las estadísticas ensenan que más de 90% de los accidentes ocurren en radios de 7 kilómetros del hogar o del sitio de tu trabajo. Justo por ser conocidos.
Pasé manejando casi una hora en esa zona de curvas preciosas, deje atrás el paisaje de las montaneas, los enormes pinos que se huelen tan rico, las neblinas que se mojan la mica del casco con sus chispitas de agua y entre a una recta larga que me permitió subir la velocidad y relajar poco. En el GPS vi que estoy pasando en lado de una laguna. Levante la cabeza arriba del parabrisas y lancé mi mirada para la derecha. Ahí estaba, una laguna bastante grande, atrapada de entro de un anillo de rocas blancas.
Frené.
Esos no son rocas normales pensé, buscando si hay un camino para bajan al lago. “sigues hasta el tinaco blanco, atrás, a la derecha, está la terracería que te lleva al lago” me dijo la señora de las quesadillas que se puso su puesto en lado del tope, y lo hice.
Tenía razón. No fueron piedras normales. Esta laguna que se llama Alchichipa, su fuente de agua es un rio subterráneo que llega del volcán Orizaba. Por lo tanto, el agua es salada, llena de minerales que con los cientos de miles de años formaron esas rocas blancas preciosas. Buen lugar para parada pensé. Así, en el medio de un paisaje martiano, hice el mejor café de mi viaje.
Regresando a rodar, se regresaron mis pensamientos. Es que los caminos conocidos son los peligrosos, no es solo manejando la moto. Es algo general. Igual en la carretera de la vida, cuando estás viviendo cotidianamente cómodo, es en donde estas en peligro. Salir de tu zona de confort y tomar rutas desconocidas, es lo que te despierta el alma, prende el fuego bajo de la olla de tu corazón y te permite conectar con tu misma bestia.
Eso no quiere decir que uno tiene que romper todo y vivir como gitano. Se puede encontrar el camino de oro. Seguir vivir en la estructura de la existencia pero paralelo, tomar un camino desconocido. Estudiar, viajar, o cualquier otra cosa que nunca hiciste es bienvenida.
Estoy seguro que más de 90% de los infartos de corazón ocurren en radios de 7 años de tu vida cotidiana.
Hasta la próxima, Yaron.