Hola mundo
Hace dos meses más o menos, empecé, por un proceso emocional, a sufrir del insomnio. Saben, te vas a dormir en el medio noche, porque estás muerto de sueño, pero después de dos o tres horas, despiertas sin poder regresar a dormir, dando vueltas en la cama horas y horas hasta el amanecer.
Cuando alguien me cuenta que es su situación, mis manos esta llenas de consejos: tomas 2-4 gotas de CBD sublingual antes dormir, una copa de vino, té de hierbabuena, té de lechuga silvestre y más. Sin embargo, cuando empecé con el insomnio, no aplique ningún remedio. Así de necio.
Una razón por mi manera de actuar asi, es que simplemente, este estado de no dormir, fue parte de mi vida. En mis primeros tres años en este mundo, no dormí ni un segundo. Mis pobres padres tenían que tomar turnos en las noches para jugar conmigo y entretenerme. Los doctores, obviamente, quisieron medicarme, pero mi madre gracias a di-s rechazo esta idea. Poco a poco empecé a dormir y en mi adolescencia, ya pude dormir los 4-5 horas completos en la noche. Creo que ahí, en mis 20’s, logre quedarme en el otro lado los 6 horas cada noche, como una persona normal, aun, hasta hoy día, de repente, tengo un o dos noches blancos, sin un razón especial.
Entonces, así, por mi historia personal, cuando hace dos meses se me paso un temblor tzunamico emocional, lo que me está forzando cambiar mi vida y se me activo de nuevo el estado de insomnio, decidí combatirlo solo. Decir no a los remedios e igual como hizo mi madre hace 57 años, buscar la solución dentro de mí.
Durante un mes y medio dormí en promedio de 3 horas en la noche y Zero en el día, sentí como zombi y tenía que parar de trabajar. Los procesos emocionales llegaron al cielo. Sentí igual como en una olla de presión, que de afuera se ve sólida y estática, mientras del entro todo dse transforma por un calor tremendo, lo que se rompe las moléculas.
Una mañana, en un departamento en frente del mar del puerto Vallarta, desperté a las seis y cuarto am y me di cuenta que dormí desde las once como un bebé. Las noches que siguieron frente al mar dormí igual, como nunca pasó nada. Algo se curó dentro de mí. Se terminó el tiempo y el guisado estaba listo para servir. Alguien apagó el fuego bajo de mi olla.
Cuando regresé a casa, en la primera noche, se regresó el insomnio. Dormí 3 horas. Pero solo fue el prime noche. En las noches que siguieron y hasta hoy dia, duermo normal. Mis 6 horas, como todo el mundo.
Al fin.
Esa experiencia mía que acabo de compartir contigo mundo, es una experiencia que todo adulto pasa en su vida. A mí, me cambio la perspectiva del sanador. Ya no voy a recomendar a nadie tomar remedios cuando tienen insomnio. Los remedios disminuyan el fuego de bajo de la olla. Así no se cocina bien. Si tomas remedios, lo que va a pasar es que nunca vas a lograr tener tu guisado listo y vas a seguir en la olla para siempre, o, que simplemente, lo que se te está cocinando, va a salir mal.
No hay atajos. El sufrimiento es parte del proceso y no se puede evitar. Si es necesario, haz pausa en tu vida, tomate una mochila y vete, cambia los habitos que generaron tu problema, pero nunca, nunca apagas el fuego debajo de tu olla.
Hasta la próxima. Yaron Taranto.