Es casi las diez de la noche y curiosamente no estoy cansado, a empezar de que desperté hace poco más de dieciochos horas. Algo en rededor de las tres y media de la madrugada. Fue un día con golpes emocionales y parece que me afectó.
Hace dos horas, los perros de mi vecino mataron a mi gatita preciosa, la que tanto amaba. No fue culpa de nadie. Ella siguió mi otro vecino, lo que fue a visitar el con los perros. Ella no tiene miedo. Es cachorra. Entró directo para encontrar con su muerto. No fue instante. La recogí del piso. No tenía sangre. De afuera se vio completa pero del entro estaba toda rota. Murió en mis manos una hora después. Cachete sobre cachete, mis lágrimas mojaron su último respiro.
En la mañana leí en las noticias lo que pasó en Israel. Los terroristas del Lebanon lanzaron un misil a una cancha de futbol y mataron doce niños. Eso va a generar una respuesta fuerte del Israel, lo que va a dar más combustible a una guerra sin fin. Más y más van a morir.
Cómo puedo sufrir tanto por mi gatita, cuando doce familias nunca van a abrazar sus hijos otra mañana. Que pequeño es mi perdida, comparable a lo del ellos.
Porque no lloramos toda la humanidad juntos, todo el tiempo de una vez, para no llorar jamás.
La semana pasada, cómo notaste, no publiqué el post del Domingo. Lo siento. Estuve muy ocupado. Me invitaron a participar en un evento culinario en la ciudad, por el aniversario de la Patisserie Dominique, ubicada en la colonia Roma norte. Tenía el honor de presentar un platillo, de entre varios chefs profesionales y cómo dice el dicho; “se cola de leones y no cabeza de lobos”, así que acepte el reto.
Decidí cocinar sopa de cebolla por tres razones. Primero, la cebolla es un tubérculo increíblemente sano por el contenido alto de minerales y componentes poderosos para la salud. Algo que fue conocido desde los tiempos antiguos. El Rambam dice, que cuando llegas en tu viaje a un lugar nuevo, lo primero que quieres hacer es comer de la cebolla local. En esa manera, baja el riesgo de enfermar drásticamente.
La cebolla contiene un gran cantidad de vitamina C, te van a contar. Sin embargo, eso en específico no te va a ayudar, porque curiosamente, la cebolla es muy dulce. Cuando consume vitamina C en ambiente azucaroso, el cuerpo no lo puede aprovechar. Eso, en caso que la comes cruda. Al cocinar la cebolla, o hasta en una ensalada, la vitamina C destruye. Pero bueno, aparte de la vitamina C, la cebolla contiene otros vitamina, el valioso ácido fólico, hierro, potasio, el sulfúrico (lo que le da este sabor apestoso delicioso) y muchos otros moléculas sanas.
Segundo razón por elegir este platillo, es que la dueña del local es francesa, entonces así, para molestar :-). Pero la verdad es, que no es fácil cocinar una buena sopa de cebolla. Es una sopa muy simple, lo cual comieron los más pobres en Europa hace cientos de años. Por lo mismo, llevarlo al nivel gourmet, es un arte.
Hace mucho que no cociné esta sopa. Busqué en mi blog la receta y me quede traumado, ¡cómo que nunca escribí sobre este tema tan sano y delicioso! Entonces, aquí está mi manera humilde para manifestar este milagro:
Estoy usando para la sopa, cebolla en tres presentaciones. Lo primero es cebolla amarilla (de preferencia), que estoy poniendo a freír con muy poco aceite. Digamos un kilo. Cuando la cebolla está bien dorada, pongo mantequilla generosamente y la voy a seguir freír poco más, pero sin quemar la. En eso, relleno la olla con caldo. Esta vez preparé caldo de huesos y cola de res para tener la ventaja del colágeno y el sabor supremo que da la cola. Puse este caldo en la olla con la cebolla dorada y lo reforcé con caldo de pollo, lo que Dominique preparó un día antes.
Sí, lo sé, a hora me vas a decir que no es mi sopa ¿verdad?. Pues, también esta mujer preparó pan especial en forma de plato hondo. Para usar su pan en lugar de plato, quite el migajón, hice un trabajo de albañil con queso rallado, tapando la parte interior del pan/plato. Así sea más resistente al caldo de la sopa y en eso serví la sopa, claro, con queso gratinado encima. Espectacular.
Pero todavía falta. El segundo tipo de cebolla que estoy usando en la sopa, es simplemente cebolla blanca bien picada. Digamos dos kilos. Esta cebolla picada, lo que da el cuerpo a la sopa, la pondo después de añadir los caldos. Mientras el caldo está en el fuego con los dos tipos de cebolla, pongo en un sartén pesado, otro medio kilo de cebolla para freír. Esta vez sin compasión. Esta cebolla la llevo al límite, con fuego alto, hasta que está bien negra y la voy añadiendo a la sopa con especias y huesos de tuétano. Las especias son sencillas. Sal, pimienta negra recién molida, pimienta verde igual, pimienta inglés y algo de salsa de soya.
Después una hora en el fuego, separo el tuétano del hueso y lo voy a aplastar de regreso a la sopa. Otra media hora y estamos listos. Obviamente, en los días siguientes, el sabor de la sopa todavía mejora.
Sé que eres culto y por lo tanto, conoces muy bien la historia famosa del Arquímedes. Sin embargo, lo dudo si conoces las partes picantes. cómo llegan con una moraleja importante, he decidido iluminarte.
Arquímedes fue famoso físico, ingeniero, astrónomo e inventor griego, que vivió hace 2200 años en Siracusa (Sicilia del hoy). Un día, el rey pidió de sus artesanos, que lo fabrica una corona de oro. El rey quedó preocupado. ¿Qué tal si los artistas van a robar un pequeño parte del oro y lo van a sustituir con otro metal?
El rey llamó a Arquímedes y le dio este trabajo, de checar si la corona está hecha de la cantidad del oro entregado, o no.
Pues, no fue un trabajo fácil. Si la corona está hecha de una mezcla, los ladrones no son tontos, seguro hicieron la mezcla en tal manera, que pasará igual cómo el oro entregado. Lo que va a cambiar en esta situación, es el volumen del resultado. Quiere decir, que en caso que la corona está hecha de una mezcla de oro con otro metal, el volumen de la corona será diferente del volumen del puro oro, lo que fue entregado, por la diferencia de la densidad de las moléculas del metal añadido.
El problema del famoso físico, fue medir el volumen de un objeto tan complicado cómo una corona. Una pelota o una pirámide, un cubo o un cilindro, es fácil de medir. Una forma que no tiene líneas rectas, fue imposible medir en esos días y de hecho hasta hoy, sin instrumentos modernos, no es fácil.
Arquímedes trabajó días y noche sin descansar y sin comer para lograr resolver este enigma. Cada día se veía peor. Sus manos temblaban, ojeras negras empezaron a formar bajo de sus ojos y se olía bien feo. Su esposa ya no pudo más. “basta arquile, no puedes seguir así, te vas a morir. Descansa, come algo, porfis”, pero el guey no la hiso caso. “estoy a punto de lograr, no puedo parar” la respondió cada vez que intentó de decir algo.
Así pasaron unas semanas, hasta que la mujer no lo aguantó más. Llenó la tina de cobre que estaba colocada en el medio de la sala, con agua caliente y plantas de olor. Luego, subió al laboratorio de su esposo, en donde lo encontró bajo de la luz de velas, con cientos de hojas llenas de diagramas y formulas. Lo agarró de su oreja y lo jaló abajo. “¡metete en la tina a hora pinche loco!” lo ordenó.
Arquile vio la furiosa que esta su mujer y rindió. Quitó su ropa y despacio despacio, cansado, temblando, todo flaco, metió al agua.
Hay personas, que no importa lo que estan haciendo, siempre están aprovechando el tiempo por algo . Sus mentes nunca toman siesta. Así es Arquímedes. Metiendo al agua notó, que el agua sube más y más cuando su cuerpo está sumergiendo. De repente entendió, que el volumen del agua, lo que sube, es exacto el volumen de su cuerpo, lo que está en el agua. Medir el volumen del agua que sube es muy fácil. Así exacto puede medir el volumen de la corona del rey.
Tan emocionado fue del descubrimiento, que brincó de la tina y corrió desnudo en las calles gritando Eureka, Eureka. Lo que significa en griego – lo encontré.
La moraleja de este cuento mí querido mundo es muy simple: siempre escucha a tu mujer. Ella sabe.
Hasta la próxima, Yaron.
La verdad es que nadie sabe si Arquímedes casó en su vida.
La historia de la corona dorada no está escrita en los archivos del rey, así que existen los que dudan si fue de verdad. Especialmente, porque en tal época fue muy difícil medir el volumen del agua rechazada por la corona, en tal precisión para saber la diferencia de entre oro puro o mezclado.
Sin embargo, la moraleja es un verdad absoluto según la Cábala, y cómo un buen reportero, si tienes una historia bonísima, la vas a publicar aun no es verdad.