Accidente y el secreto de la esperanza

Hola mundo

Esta semana se me rompió mi herramienta de trabajo. Mi mano derecha.

Fué el martes en la mañana. Desperté antes del sol y tomé mi café disfrutando su amanecer. Luego, medite, puse mi Tefilin para rezar e hice mi rutina de ejercicio físico, lo que me despertó el hambre. El plan de este martes fue ir a Cuernavaca por un trámite, pero decidí que no, así que preparé mi delicioso plato de semillas en yogurt natural sin azucar y bajé a mi terraza para intentar de asolear me con los primeros rayos del sol que penetraron de entre de las ramas en mi bosque.

Quité mi playera y acerqué a la orilla de la terraza, porque ahí vi que el sol pega más. Intentando de agarrar mejor ángulo, pise en vacío y caí como dos metros o más, al jardín, en donde justo hace unos días guardé ramas de un árbol. Mi palma se atoró con esas ramas y se rompió en una manera terrible. Estaba totalmente colgada del lado del brazo.

Con mi mano izquierda la regresé a su lugar pero tenía que seguir agarrando la, para que no se cae de nuevo.

Tenía suerte que mi querida vecina estaba en su casa. Me llevó con un amigo que me acompañó con lo que siguió. El miércoles entré al quirófano en donde me pusieron un aparato exterior que se conecta con clavos a los huesos para agarrar los en su lugar.

Ahora, tengo en frente de mí, dos meses sin poder cortar un jitomate, ni hablar de manejar la moto o dar terapias. Mi vida está en pausa con la esperanza que mi herramienta se cura. Solo los gastos siguen a correr.

Mi caso es extremo pero al mínimo es curable. Estoy pensando en personas que le tocan golpes de vida sin salida y pienso, que afortunado soy.

Que afortunado soy, que en mi caída, no se me penetró una rama cómo en la películas de horror. Que suerte que mi vecina estaba justo allá para llevarme. Que suerte que en esa mañana, mi amigo estaba libre para acompañarme y llevarme a el doctor cirujano que conocía (dr Lauro tepoztlan), quien está salvando mi mano con gran talento y sabiduría. Que afortunado soy, que tengo amigos que están dispuestos de ayudar me económicamente para pagar los gastos de la cirugía y los meses que están en frente de mí y al fin, que suerte que la mamá de mis hijos esta en lado de mí, acompañando me en estos días tan difíciles.

No importa que dura sea la caída. Que fuerte es el golpe de la vida, siempre tenemos que enfocar en el lado positivo. Pensar que todo está escrito de arriba y todo es para mejor. Puede ser que no es cierto. Que mi caída por ejemplo, es solo por pendejo. Sin embargo, hay que pensar y creer en el destino. Da mejor resultados ¿verdad?

Recuerdo el caso del Dale Chihuly. Él fue un artista desconocido en vidrio soplado y fundido. Un día, le pasó un accidente terrible en su trabajo y perdió un ojo. Por quedar solo con un ojo, no pudo seguir haciendo arte en vidrio porque con un solo ojo es imposible medir distancias. Chihuly, para seguir trabajando empezó a usar ayudantes, lo que le permitió hacer obras de arte en gran formato y se volvió uno de los artistas más famosos en nivel mundial. Su accidente abrió la puerta de su éxito.

Claro, por cada caso como del chihuly, hay miles de casos que no se encuentran la puerta, sin embargo, la llave de esta puerta del éxito, es el secreto de la esperanza.

Por lo tanto, dos meses de vacación forzado. Ni modo.

Hasta la próxima, Yaron.