Hola mundo.
Es 06.22 en la mañana. Estoy tomando café la primera vez desde el Viernes. La verdad es que no pensé escribirte esta semana. Ayer fue Yom Kipur (el día del perdón). Es el día del ayuno, lo que empieza en viernes. Primero, no uso electrónicos en este día y aparte, ni tenía un tema para escribirte. Fue una semana sin temas. No te ofendes. Pero todo cambió este noche, por un sueño loco de dos capítulos, lo que medió la razón de estar a hora escribirte, acompañado con un cafeeeeeeee :-).
Checando mi blog, encontré que hace unos años escribí post sobre el secreto del sueño. Escribí sobre las diferentes métodos para explicar los sueños, cómo la cábala explica este fenómeno y más. Así que no voy a regresar hablar de eso. Sin embargo, a veces te toca un sueño tan real, cómo me paso esta noche, que te hace sentir cómo si fuera una profecía.
Y de eso quiero hablar.
Hace miles de años, existía en el mundo un fenómeno llamado la profecía. Este fenómeno desapareció y paró de existir después de la destrucción del primer templo de los judíos, lo que fue construido en Jerusalém, exacto debajo de lo que está hoy día el templo de los musulmanes, llamado “la cúpula de oro”.
La profecía no fue fenómeno exclusivo a lo los judíos. El rey de Babel (Nevujanetzer) por ejemplo tuve sueño, lo que fue una profecía. Igual Paró (Faro), el rey del Egipto fue un profeto, y eso ocurrió todavía ante de la declaración de los judíos cómo una nación.
De otro lado, todos conocemos esos sueños que luego vuelven realidad en una manera u otra. Entonces ¿qué es la diferencia? ¿No son profecías? La repuesta corta es que nop. No son profecías. La respuesta larga, es la explicación cabalista, de que es una profecía.
La Cábala nos explica, que la creación es mucho más de lo que podemos ver con nuestros 5 sentidos. Ponen la estructura completa en forma de 10 niveles, en donde nosotros estamos en el último nivel. Llaman a esa estructura, el árbol de la vida. En unas palabras simples, existe un creador. Esa cosa creó nuestro universo por un propósito. Para poder manifestar nuestro universo físico, tenía que disminuir parte de su energía y lo hiso en diez pasos. Los diez niveles del árbol de la vida.
Esa energía, lo que baja todo el tiempo vía tubos, desde el primer nivel hasta el piso (nuestro nivel), hace que los electrones giran alrededor del núcleo del átomo, nos da la vida, la fuerza de curación y hace que nuestro universo existe. Sin embargo, existe otro tubo de comunicación. Un bypass de nuestro nivel hasta arriba, directo con el creador. Un teléfono rojo. Solo que sin señal.
Vía este tubo, el creador pasó a la humanidad el plan maestro de su juguete. El manual de uso. Este tubo se llama el tubo de la profecía. Por dos razones, ya son más o menos 2500 años que está cerrado. Primero porque no hay más información para pasar. Segundo, la antena que permitió este fenómeno está destruida.
En unas profecías bajó la información, que un día, (espero pronto), la antena va a reconstruir y el tubo de la profecía se reconecta de nuevo, en una manera, que todos los humanos lo van a poder disfrutar. En nuestros sueños vamos a poder conectar con el creador cómo si fuera nuestro padre.
Hasta este día, nuestros sueños, en el buen caso, son cortes circuitos en la ilusión del tiempo. Lo cual es bastante divertido.
Hasta el próximo sueño, Yaron.