Hola mundo.
Se cayo mi almohada. Al principio no lo noté, solo desperté sin saber por qué. Normalmente no despierto sin razón y cuando se me pasa me alerto. Me quedé escuchando a los sonidos nocturnos del bosque y pude ver de mi pared transparente como las copas de los arboles se mueven bajo la luz de media luna. Sentí que todo está en orden y volteé para regresar a dormir. Pero la almohada, mi preciosa valorosa almohada costcotenia, no estaba.
El problema es que mi cama esta volada en un tapanco, como una repisa que sale arriba en una pared de vidrio con altura de 5 metros. A hora, mi almohada esta abajo en la mesa de la computadora o sobre la batería o peor, en el piso. No tenia ganas de levantar y poner me algo para bajan, buscar la, así que intente seguir sin ella.
Pero no, fue imposible. Intente boca arriba, pero se me empezó a doler la espalda. Pase al lado y mis hombros gritaron ayuda. Al final me levanté, agarre una toalla por en caso que uno de mis hijos se le ocurre ir al baño y bajé para rescatarla. Acostado de nuevo, la abrasé fuerte y pensé, híjole, como hicieron nuestros ancestros sin esos lujos. Las camas, los suaves y deliciosos colchones, las cobijas tan ricas que huelen bien y las gloriosas almohadas. Si me ponen en la época medieval, me muero solo por la falta de esos.
Recordé que un día me invitaron a Malinalco para dar terapias a grupo de gente que tomaron un retiro con psicólogo famoso del Gringolandia. Mi última cita fue con el gran maestro. Una persona de edad mayor con energía y mirada de un joven. En la terapia hablamos del tema de como y cuanto hay que dormir. El me conto su teoría:
Es verdad me dijo, respondiendo a un comentario mío, la mayoría de la gente de edad mayor, le cuesta a dormir seguido toda la noche. Normalmente se despiertan después 3-4 horas y no pueden dormir mas. Intentan de luchar contra el asunto, usando medicina. Desde Tafil y hasta el CBD. Con la ayuda de las drogas se logran cumplir las expectativas sociales – “en la noche hay que dormir”, pero es un sueño engañado. Uno no se descansa lo mismo bajo el efecto de las drogas.
El maestro me contó, que después un investigación llegó a la conclusión que simplemente no estamos hechos para dormir tantas horas seguidas, aun los necesitamos. Nuestros ancestros no tenían acceso a los accesorias que tenemos hoy día para dormir. No tenían la tecnología para fabricar colchones ni almohadas. Durmieron en superficies duras, con pulgas, expuestos al clima que en la mayoría no fue agradable. Sin jabón y agua caliente se descansaron sucios con olor fuerte de fogata y sudor. Pone en cima la falta de seguridad, desde animales nocturnos hambrientos hasta tribus violentes y tienes la receta perfecta para dormir pocas horas, varias veces al día.
El tiempo que la humanidad pasó durmiendo pocas horas dos veces al día, una vez en la noche y una siesta en la tarde, es significantemente mas largo de los últimos cientos de años en donde estamos intentando de dormir toda la noche. Especial después la revolución industrial, en donde el sistema necesitaba a la gente despierta todo el día. Antes de esta revolución, la siesta fue todavía muy importante.
Yo, me dijo el maestro, duermo 3 horas en la noche. Despierto y disfruto el silencio para escribir y leer. En el medio día, duermo otros 3 – 4 horas y estoy feliz por dormir en lugar de comer. Despierto en la tarde con mucha energía y hambre para disfrutar el atardecer y una noche de calidad hasta las doce o una de la mañana en donde me vuelvo a la cama.
Así vivimos por cientos de miles de años si no más, y así debemos de vivir y dormir hoy día.
Está amaneciendo. La luz del sol domina la luna, rellena de nuevo las copas de los arboles con los colores que la luna se robó. Creo que un día voy a adoptar la técnica del gran maestro estoy pensando, disfrutando los últimos momentos con mi linda almohada.
Y si, estaba en el piso.
Hasta la próxima, Yaron.