Hola mundo
Siempre escribo sobre algo que me pasó en la semana, o a veces, estoy contando una historia de mi pasado, para conectarlo a un secreto saludable. Así funciona mi blog. Hoy para cambiar, voy a platicar de lo que me va a pasar en la semana que sigue, por tan emocionado que estoy.
Vivo en Tepoztlán, como bien sabes. Tepoztlán es un pueblo pequeño. Además, la comunidad de habitantes, lo que no son nativos es bastante pequeña. Vivir en este tipo de ambiente tiene sus ventajas y desventajas. De un lado, cómo está bien dicho; “pueblo pequeño infierno grande” de otro lado, tener un grupo de amigos, los que comparten el mismo visión, se genera una familia pequeña que apoya uno a otro en tiempos difíciles, pone base para educación alternativo y hasta una sistema de moneda local.
Recuerdo el caso de un francés que unos ladrones robaron su carpintería. El chico llegó en la mañana para encontrar que aparte del aserrín, se limpiaron en la noche su taller hasta la última herramienta. En pregunta de una semana, se organizó un evento, en donde todos los boletos fueron donados para que el joven carpintero, casado, con hijos pequeños, vaya a poder recuperar sus herramientas y seguir trabajar. Igual paso hace unos meses, cuando se robaron la casa de una amiga de la comunidad.
Yo, cómo bien sabes, vivo en Tepoztlán. Sin embargo no trabajo aquí, si no, en la ciudad. En los 17 años que estoy aquí, mi ex fue la parte de la familia que involucró con la comunidad más de nada. Ella, cómo dedicaba a la creencia de nuestros hijos, y por no tener la necesidad de trabajar, formó una base para educación en casa, lo que llamamos “on school”. Gracias a su libertad y su poder social de naturaleza, sus estudios en antroposofía y mas que se tomó durante el tiempo, se volvió el pilar de la comunidad en este campo. Yo por otro lado, aun conozco a la gente y todos me conocen, me quedé algo en la sombra, dedicando mi tiempo para generar recursos, construir la casa y educar a mis hijos.
Hace casi dos meses rompí mi muñeca derecha. Para mí, romper la muñeca es un situación peor de que se roban las herramientas de un carpintero, porque herramientas es algo que se puede comprar, mientras que el tiempo, lo que se necesita para recuperar, es algo invendible.
No sabía qué hacer. Fue claro para mí, que la comunidad de Tepoztlán no se va a organizar sola para ayudarme y yo, no sentí suficiente involucrado para pedir lo. De otro lado, dando terapias tantos años a mucha gente, sentí más cómodo comunicar con las personas, que con los años se volvieron de pacientes a amigos.
Decidí rifar una obra de arte que tengo lista, de entre mis amistades que generé en mi vida de trabajo en la ciudad.
Y es porque estoy tan emocionado. No sabía, ni imaginaba la cantidad de personas que me aman y me quieren. Recibí ayuda desde el principio de unas amigas queridas y luego, personas desde fuera de México y hasta personas que años no ví, me apoyaron con dinero y con comprar boletos. Unos compraron dos, tres o cuatro boletos a la vez.
El dinero que logré juntar es importante, pero no es lo que me hace sentir tan movido. Es el amor y la amistad que me hunde. Una lluvia de cariño que me moja con mis propias lágrimas. ¿Cómo puede ser que sentí tan solo si tanta gente me quiere?
Próxima semana en jueves es la fecha de la rifa, pero yo ya soy el ganador. Sin duda, la amistad, tener amigos que te quieren aun no te hablan durante años, es unos de las tareas más importantes de la vida.
Me siento suertudo.
Hasta la próxima, Yaron.