la única enfermedad capitulo 4. el secreto de tu lavadora.

Hola mundo

En los fines de semanas lavo mi ropa, la ropa de mis hijos, sabanas, toallas y más. Lavar ropa es una tarea simple relativamente. Me gusta. Creo que cuando uno prepara su propia comida, lava su ropa, limpia su casa y en general, cumple las tareas básicas de su vida, eso, lo da una perspectiva sana a su existencia y es la clave para conseguir paz interior. Bueno, por lo mínimo para mí.

Para tener buen éxito en la relación de entre uno y su lavadora, necesita cumplir con dos aspectos. Lo primero es conocer la máquina.  Es fácil. Las lavadoras llegan con manual de usuario. En este documento están las instrucciones del fabricante. Cómo usar la lavadora técnicamente. Lo segundo que uno tiene que aprender, es conocer los grupos de ropa y cómo poner la en la máquina.

Hoy, poniendo la lavadora en marcha pensé, que increíble. Nuestro estómago es una bolsa, cómo un globo, lo que funciona igualito a la lavadora. Aun, la mayoría de los usuarios no leen el manual de uso de su estómago y no le importa, que tipo de “ropa” mezclan en el mismo “lavado”. No solo eso, cuando la “ropa” atora, sale sucia, o si su “lavadora” daña por falta de conocimiento, ni piensan que están haciendo algo mal. Van con el “técnico” y pagan un dineral para que él lo “arregla”. Lo cual nunca pasa. Aun, siguen usar su dañada “lavadora” sin mirar en el instructivo. Que extraño.

En el post anterior enseñe la lista de tipos de alimentos. De los que dan gran beneficio al cuerpo y generan pocas toxinas, hasta los peores. Sin embargo, dijo Rambam, que es mejor comer mala comida en buena manera, de comer buena comida en mala manera. Quiere decir, que si usa bien tu lavadora con ropa sucia, vas a tener mejor resultados de si pone ropa poca sucia pero usa tu lavadora en una manera equivocada.

Si eres el dueño de una lavadora con capacidad de 13 kg por ejemplo, probablemente vas a respetar este límite. Igual, la vas a llenar poco menos de su capacidad máxima, para que la ropa gire y lava bien. Así mismo debemos qué hacer con el estómago. Para saber el tamaño de tu estómago, ponte tus palmas cómo se ve en la foto. Lo que entra en tus palmas en esta posición, es exacto mitad de la capacidad de tu estómago. Puedes comer hasta poco más de esta cantidad, pero no la llena hasta el máximo. Imagínate llenar la lavadora hasta el top, luego echar otros unos pantalones (el postre) y cerrar la puerta con gran presión. La ropa en esta condición no puede mover en el tambor. El jabón no alcanza por esta cantidad, ni puede llegar a todos lados. Obviamente, la ropa no lava bien. Es lo que pasa en tu estómago, cuando come hasta que ya no puedes más, y luego empujas un postrecito rico.

Lavar la ropa, no es tirar la bola de todo en el tambor, meter el jabón y suavizador encima y adelante. Primero hay que checar bien, que no quedo nada en las bolsas, poner las piezas uno por uno en el tambor. Meter los productos de la limpieza en sus lugares, porque cada uno entra a función en su tiempo, elegir el programa adecuado y la temperatura del agua. Solo después puede empezar ¿verdad?

Con la digestión es lo mismo. Espera un minuto antes tragar. El cerebro, viendo y oliendo el alimento, elige el programa adecuado. Mastica bien el alimento para que la saliva penetre. Es el primer producto de “limpieza”. No toma mientras come. El programa que eligió tu cuerpo contiene todo lo necesario. Añadir líquidos diluye las enzimas, ni hablar de bebidas endulzantes Dios mío.

A nadie. Pero a nadie en el mundo, se le va a ocurrir abrir la lavadora en el medio del proceso, para meter ropa sucia nuevamente. Solo cuando termina el proceso, cuando la ropa lavada ya está afuera, solo en este momento se puede meter nueva tanda. El error más grave de todo, lo que estamos aplicando a nuestro estómago, es justamente eso. Encimar nueva comida mientras lo anterior todavía esta allá. Cómo puede ser, que es tan claro y obvio con la lavadora pero no con nuestro estómago.

Hay que esperar hasta que el estómago vacía para meter nueva comida y mejor esperar poco más. No puede ser que una persona desayuna, come y cena, sin cagar. Si es lo que te pasa, cambia tu desayuno o cena por solo un tipo de fruta. De este tipo, come la cantidad que quieres y no come más hasta que lo vas a saludar de nuevo en el baño. Come con el ciclo de tu cuerpo, no con el reloj. La “hora” del desayuno, comida o cena, nunca está sincronizando con el ciclo del cuerpo. Es mejor perder la hora de la comida y luego tener algo de hambre hasta la cena, de comer, mientras tu desayuno está todavía en el tambor.

¿Y porque el desayuno o la comida quedan allá tanto tiempo? Eso en el próximo y último post de esa saga.

Hasta la próxima, Yaron.